Compañía

La cortina se levanta al regreso del entierro del marido de Doña Bernarda. Ella mantiene un dominio y regla austera sobre su casa noble, pero arruinada. Vivía a su lado, ya como una viuda, dedicándose enteramente a la glorificación de su rango, apartando de sus cinco hijas a todos sus pretendientes que pudieran empañarlo. No obstante, sus hijas estaban condenadas al celibato, los cantes de los hombres pasando bajo sus ventanas quedaban sin respuesta. A excepción de la última (la más joven) que llena de un gran instinto irresistible acude a la llamada del hombre... Pero cara al Amor se yergue el Honor coaligado con la Autoridad.