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Elvira Andrés. Foto: Fernando Marcos

Actualidad

Bailarina, coreógrafa y directora del Ballet Nacional de España de 2001 a 2004, la carrera profesional de Elvira Andrés está ligada a nombres esenciales de la danza española como los de Mariemma y Antonio Gades. Desde 2006, es catedrática de Danza Española en el Conservatorio Superior de Danza ‘María de Ávila’ de Madrid. Para celebrar el Día Internacional de la Mujer, compartimos íntegra su coreografía 'Mujeres', con la que ganó el 2ª Premio del Certamen Coreográfico de Danza Española y Flamenco de Madrid en 1993. Con música de Emilio de Diego y Víctor Manuel Martín, el Ballet Nacional de España estrenó esta coreografía coral de danza estilizada en 2001.

¿Cómo surgió Mujeres?

Decidí participar en la segunda edición del Certamen Coreográfico de Danza Española y Flamenco, creado en 1992, y opté por hacerlo con una coreografía que representara mi forma de entender el lenguaje de la danza española estilizada. Mujeres tuvo una primera versión reducida para ajustarse a las condiciones del Concurso. Posteriormente, fue ampliada para incluirla en el programa de mi compañía, de la que esta coreografía fue el germen. Esta última versión es la que repuse para el Ballet Nacional de España en 2001.

¿Qué ideas querías transmitir en esta coreografía?

Mujeres habla del universo femenino, de lo que nos une y de lo que nos separa; de lo que hay de común entre nosotras y de lo que nos hace únicas. En ella quise reflejar a la mujer activa, trabajadora, que lucha por encontrar su camino, por desarrollarse como persona, pero también su voz interior, sus deseos íntimos; a la mujer que quiere amar y ser amada.

¿De qué forma las trasladaste al lenguaje de la danza?

En toda la pieza es muy importante el grupo, la unidad, pero de él salen constantemente las individualidades. Era importante para mí que fuera una coreografía coral, pero también lo era que se pudiera ver a cada una de las bailarinas en su particularidad; por eso, el elenco debía estar configurado por seis bailarinas muy distintas entre ellas, pero que, a la vez, se compenetraran bien. A nivel lenguaje, la danza española, por su complejidad, permite estas características.

Como directora del Ballet Nacional de España te precedieron otras mujeres, desde María de Ávila a Aída Gómez, entre otras. ¿Aun así, tuviste que romper alguna barrera de género, dentro o fuera de la compañía?

En la danza, en general, hay mayoría de mujeres con respecto a los hombres, aunque esto no siempre ha supuesto que haya igualdad. Cuando yo empecé mi carrera, en muchas compañías los hombres cobraban más que las mujeres, siendo ambos del mismo nivel. Afortunadamente, en mi etapa de directora yo no tuve que romper ninguna barrera, pero sí afrontar situaciones de lo que se denomina “micromachismo”, comportamientos que están enraizados en algunas personas y que suponen un impedimento para la igualdad.

¿Se vive la sororidad entre bailarinas o prima más la competitividad?

Nuestra profesión es competitiva por naturaleza; hay que tener en cuenta que te tienen que elegir, te pasas la vida audicionando.

¿Has notado algún cambio durante tu carrera profesional para las mujeres en el mundo de la danza?

No específicamente en la danza, pero sí en la sociedad, en general, hemos avanzado mucho en la lucha por la igualdad.

¿Cuál es el mayor obstáculo que aún queda por superar?

Hay que alcanzar la igualdad plena y acabar con la violencia de género. Una sociedad justa no puede permitirse esa barbaridad.