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Actualidad

Desde que la Unesco declaró el flamenco Patrimonio Inmaterial de la Humanidad en un Congreso celebrado en Nairobi (Kenia) en 2010, el 16 de noviembre se celebra en todo el mundo el Día Internacional del Flamenco. En el Ballet Nacional de España lo recordamos todos los días, pero en 2019 lo hemos hecho al ritmo de la alboreá de la obra Electra que representamos ese día en Murcia.

Aunque el flamenco no necesita ningún reconocimiento –el cantaor Enrique Morente sugirió incluso que “sería mejor hacer a la humanidad patrimonio del flamenco”¬– porque es universal desde su nacimiento en el siglo XIX, esta conmemoración sirve para reconocer y promocionar este arte en Andalucía, donde se originó, y en toda España, pero también en el extranjero, donde tiene multitud de aficionados.

El flamenco es una de las disciplinas que engloba la Danza Española, junto con el folclore, la danza estilizada y la escuela bolera. Espectáculos recientes del BNE, como Zaguán, con coreografías de Mercedes Ruiz, Marco Flores, La Lupi, y Blanca del Rey, presentan un registro puramente flamenco. Mientras que Electra, creada por Antonio Ruz con el lenguaje de la danza contemporánea, incluye cuadros en los que el flamenco marca el ritmo. 

Precisamente, fue uno de los cuadros flamencos de Electra el que elegimos este año para conmemorar el Día del Flamenco, coincidiendo con la representación el 16 de noviembre de la obra en el Teatro Circo Murcia. La alboreá que se representa en el prólogo de Electra con motivo de la boda de Aquiles con Ifigenia, hija de Agamenón y Clitemnestra, es un palo flamenco cuyo nombre hace referencia al alba o amanecer, momento en el que se suele celebrar la ceremonia en las bodas gitanas.

Diego Losada, guitarrista del cuadro flamenco del BNE, compuso la música de esta alboreá para la que Olga Pericet creó la coreografía, que interpretan en los ensayos, en orden de aparición Sara Arévalo, bailarina; Carlos Sánchez, bailarín solista; Esther Jurado, bailarina principal invitada; y el resto del elenco del BNE. La cantaora Sandra Carrasco presta su voz a las letras de la canción Ifigenia se llama la novia, escritas por Alberto Conejero, autor de esta versión adaptada a la imaginería rural española de la tragedia de Eurípides sobre la venganza y la familia.